martes, 4 de octubre de 2016

De niños a hombres



De niños a hombres





No hay un solo verano que no reciba la noticia de que un joven jugador, de algún equipo de pueblo o barrio, ficha por un club, el cual, milita en la élite del fútbol; y con ella, la incógnita para los padres del niño.

Llevarlo a entrenar, cada tarde, a 25 km de distancia de su casa, el salto cualitativo de la formación, la falta de tiempo para los estudios, la apuesta personal de los padres…

Está claro que el cambio es muy significativo; pasan de jugar con sus amigos de toda la vida a compartir vestuario y sesiones de entreno y partidos con chicos que no conocen, en principio; un entrenador que, probablemente, no te tratará con el mismo cariño que lo hacia el anterior dada las directrices desde la cúpula del club de ganar por encima de todo --no olvidemos que los clubes profesionales no se hipotecan por nadie--, unas instalaciones que minimizan los errores y agudiza la falta de talento y una urgencia innegociable de rendimiento inmediato.

Tener en preaviso a tu hijo es fundamental y para ello necesitas hacer de psicólogo.

En su nuevo club se encontrará con jugadores, como mínimo, de su misma destreza y la competitividad por un puesto crece por día. En muchos casos la presión añadida, "del escudo", hace mella en los jóvenes que ven el nuevo reto como algo fuera de su alcance y la decepción llega antes de tiempo causando un agravio en otras actividades como los estudios, la familia o los amigos.


Es fundamental prepararlos para ese posible desencanto; el fútbol no es un tren que pase una sola vez, sobre todo en edades tan tempranas, sino que pronto pasará otro al cual podríamos subirnos si estamos capacitados.


No se puede negar que pasar de un club amateur a otro profesional empieza a darnos la idea de que esto puede ir en serio, pero no podemos olvidar que continúan siendo niños; que el porcentaje de éxito sigue siendo mínimo --según estudios realizados, solo el 4% de los jugadores de cantera, de un club profesional de primera división, llegan a ser jugadores profesionales; y digo profesionales a nivel mundial y no del primer equipo--.

Por esta razón, debemos seguir con el trabajo pedagógico para que, en caso de fiasco, la herida sea muy pequeña y pueda ser curada para estar preparados, cuanto antes, ante una segunda oportunidad.

No quiero terminar sin recordar a los padres que el que está en ese club profesional no son ellos sino sus hijos. 

No traten de vivir las vidas que quisieron a través de sus hijos porque, por mucho que duela, su hijo tiene una vida propia que vivir y no le corresponde hacer un ejercicio de retrospectiva para que sean ustedes lo que no consiguieron llegar a ser.

Dejen que se diviertan, que disfruten y que vean con sus propios ojos la primera lección de competitividad real de la vida.


Y eso sí, disfruten del partido.

                                                                                                  Sport Academy Manchester City


miércoles, 22 de junio de 2016

No quiero seguir jugando al fútbol, papá




-No quiero seguir jugando al fútbol, papá.

-¿Por qué hijo?

-El entrenador nos trata dependiendo de lo bueno o menos bueno que seamos. A veces no me presta atención, y a otros los trata mejor y los anima mientras que a compañeros en mi misma situación nos ignora. Creo que solo quiere ganar pero no le importa, lo más mínimo, sí nos divertimos o no.

-¿Se lo has comentado?

- No, tengo miedo a que se enfade y me ignore más aún.

-El fútbol, hijo mío, solo es un deporte inventado por unos ingleses que se aburrían en la universidad de Cambridge. Lo crearon para divertirse y pasar el rato entre clase y clase. No debes darle mayor importancia y tratar, como hacían ellos, de divertirte y pasarlo bien.

-Lo sé, pero quiero ser tan bueno como los mejores y que me trate igual que a ellos.

-No todos somos iguales pero si es verdad que todos tenemos un don especial que nos hace ser muy buenos en alguna disciplina ya sea fútbol, otro deporte o cualquier especialidad.

La vida no se acaba en el fútbol, empieza con el fútbol. Puedes aprender muchos valores, con este deporte, que te aporten para el futuro.

Cuando un compañero pierde la pelota tú también tratas de recuperarla, eso se llama compromiso; cuando alguno cae al suelo por una patada detenéis el partido y vais a interesaros por él, eso es solidaridad; sí un colega del equipo falla un penalti, todos vais a animarlo para que se recupere pronto del fallo, eso es cariño.

El fútbol, como ves, tiene cosas que dan valor al ser humano y no hay que ser profesional para sentirlo.

-Y si lo mío no es el fútbol, ¿Cómo lo sabré? 


-Cuando se es tan pequeño no podemos saber si lo nuestro es esto o aquello, por eso no debemos cerrarle la puerta a nada, incluso al propio fútbol.

Ha habido muchos casos de futbolistas profesionales que cuando eran niños nunca destacaron pero fueron progresando hasta llegar a la élite; y otros que fueron geniales futbolistas de pequeños y nunca lo consiguieron. 

El fútbol, cuando se trata de edades tan tempranas, sirve principalmente, para hacer deporte, estar con los amigos, aprender los valores que te he comentado y poco más. A medida que vas creciendo, el propio fútbol te pone en tu sitio y entonces será la hora de tomar una decisión; por eso creo que deberías empezar a probar otras formas de divertirte y aprender a la vez.

Punto y aparte son los estudios, los cuales nunca, bajo ningún concepto, hay que menospreciar. La formación te hará inteligente, educado y estarás preparado para la vida incluso si eres futbolista profesional.

-Los futbolistas profesionales ganan mucho dinero ya lo sabes.

-Si lo sé.

-Pues deben saber como gestionar ese dinero, saber hablar bien cuando le hagan una entrevista, tienen que dominar el comportamiento en actos multitudinarios y todo eso se consigue con educación y formación.

-¿Y qué hacemos con mi entrenador, papá?

-Los formadores o profesores no siempre saben transmitir lo que desean enseñar, por desgracia, y es posible que te encuentres con más de un caso en tu vida, por eso debes ser más listo que ellos y tratar de ser autodidacta y comprender, entre líneas, que quieren y para ello debes estar muy atento y aprender deprisa; al final, si eres bueno, nadie podrá detenerte.

-Gracias papá.


-Gracias a ti por ser como eres.  


martes, 10 de mayo de 2016

¿Cuánto por un gol?



¿Cuánto por un gol?            



Sé que hablar de esto tendrá sus consecuencias porqué toca la fibra sensible, pero solo es mi opinión, nada más.

Seguro que en algún foro, alguna vez, han oído alguna de estas frases –lo pondré suave-:

“Con lo que gana ese futbolista y lo vago que es”.

“No entiendo cómo por un futbolista pagan millones de euros y la gente muriéndose de hambre”

Pues verás; a pesar de que a mí me duele tanto como a cualquiera que en este mundo haya tanta gente pasándolo mal económicamente y que haya otros con tanto de sobra, la cuestión es que ese problema no tiene nada que ver con el negocio del fútbol y si más bien con la gestión de la legión de políticos y estadistas que gobiernan este mundo y que carecen de total ética humana.

Un futbolista vale 100 millones de euros por una razón:

Porque hay un club --empresa, no lo olvides-- que puede pagarlo gracias a la capacidad que tiene, dicha entidad, de generar ingresos que van desde la venta de los derechos de televisión hasta el saldo de camisetas en la tienda del estadio, y todo ello financiado por el consumidor final que está viendo el partido en el bar o que acaba de regalar una camiseta de su equipo a un sobrino por su cumpleaños. O sea, tú y yo; y no porque las cualidades de ese futbolista sean tan destacadas, que tengan dicho valor.

Evidentemente, se suele destinar estas cantidades a jugadores de contrastada calidad --hay casos excepcionales-- que ayudarán al equipo a ganar partidos…y dinero.

El futbolista es un producto que compra la compañía con el propósito de conseguir un rendimiento económico que puede ir con la venta revalorizada de ese producto a otra empresa (equipo) o la consecución de rédito por derechos de imagen, goles que hagan ganar dinero al club por lograr objetivos, etc…

A todo esto debemos añadir que es siempre un trato entre clubes --sociedades mercantiles-- y no entre club y jugador, lo cual deja a este último fuera de la operación financiera de los equipos en la compra-venta de futbolistas.

Y un futbolista --sólo algunos-- gana 10-15 millones de euros al año por esta otra razón:

Porque los genera. Y no solo los genera sino que lo hace por un número mucho mayor del que realmente percibe. Porqué, en este caso, sí que está implícito la calidad de sus artes las cuales influyen, y mucho, en el resultado económico global de la empresa. Si eres muy bueno en el campo ayudarás al equipo a ganar y si el equipo gana partidos su economía crece; estas dos circunstancia son incontestables en el fútbol.

No hay que olvidar la importancia que tiene el mercado en este negocio. Por lo general, un jugador top tiene compartido los ingresos por derecho de imagen con el club en el que juega, siendo lo más habitual que esté al 50%. 

Por ejemplo, y según la revista Forbes, Cristiano Ronaldo percibió 43 millones de euros en concepto de publicidad en la temporada 14/15, en este caso, su club habría ingresado 21,5 millones solo por este jugador. Algo parecido pasa con otros jugadores de este nivel más allá de donde o como hacen luego la declaración de la renta.

Que alguien que da patadas a un balón gane tantísimo dinero no me parece horrible porque ya sabemos que hay mucho dinero moviéndose por detrás y es lógico que se lleve una parte, lo que me parece espantoso es que un cirujano cardiovascular que le salva la vida a un niño de 10 años no cobre al menos la mitad de lo que reciben las estrellas del balompié, por ejemplo.

En definitiva, el fútbol es un gran negocio con sus fondos buitres, sus evasores de impuestos, sus magnates y sus trabajadores mileuristas, pero también es pasión, alegría, deporte y la sonrisa de un niño tras un balón --a ser posible del último modelo Nike de la Liga por supuesto--.

Será que no venden batas firmadas, supongo. Aunque para indecente esta tabla a pesar de que escucho menos quejas:


RANKING

NOMBRE

EMPRESA

CARGO

SECTOR

TOTAL COBRADO (METÁLICO) 2014
1
JUAN MARÍA NIN GÉNOVA
CAIXABANK, S.A.
Ejecutivo
Banca
16.241.000€
2
ANDREA BRENTAN
ENDESA, S.A.
Ejecutivo
Energía
12.318.000€

3
PABLO ISLA ALVAREZ DE TEJERA
INDUSTRIA DE DISEÑO TEXTIL, S.A.
Ejecutivo
Otros
7.930.000€
4
CÉSAR ALIERTA IZUEL
TELEFONICA, S.A.
Ejecutivo
Telefonía
6.733.000€
5
JOSÉ IGNACIO SÁNCHEZ GALÁN
IBERDROLA, S.A.
Ejecutivo
Energía
6.171.000€
6
EVA CASTILLO SANZ
TELEFONICA, S.A.
Ejecutivo
Telefonía
5.789.000€

7
JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ-PALLETE LÓPEZ
TELEFONICA, S.A.
Ejecutivo
Telefonía
5.523.000€








viernes, 8 de abril de 2016

El aula con el techo de nubes






El aula con el techo de nubes





Es cierto que el mundo está cambiando en todos los aspectos, de eso no hay duda.

Hoy en día el talento se encuentra en la boca de metro de una ciudad, guitarra en mano, caja de zapatos con algunas monedas a los pies y una desgarradora voz que entra y sale de los oídos de los viandantes sin que éstos le presten la menor atención; sin embargo en televisión sale el hijo de alguna pseudofamosa cantando como si fuera el mismísimo Frank Sinatra --una buena mesa de mezclas hace milagros-- y con millones de seguidores adorando al becerro de oro cual paganos en el Éxodo judío.

Quedamos para tomar una cerveza y hablamos más con la persona que está al otro lado de nuestro WhatsApp, perfil de Facebook o Twitter que con la persona que tenemos en frente; que digo yo, que si tan importante es la conversación ¿por qué no la invitamos a que venga?

Lo miremos como lo miremos estamos dejando un legado poco propicio para las relaciones humanas; esas en las que nos mirábamos a la cara y sabíamos lo que el otro quería decir con sólo ver los gestos de los semblantes; y no ahora que hay que adivinar la intencionalidad del tono de la conversación por medio de un mensaje escrito…os acordáis?

Pues algo parecido está ocurriendo en la formación de los niños. 


Hay una estupenda universidad muy cerca de las casas de todos. Se llama CALLEo campo, parque o plaza.

Una universidad en la que la educación, aparte de ser gratuita, es autodidáctica, descubridora por sí misma, interactiva hasta la saciedad --o hasta la hora de la cena al menos-- en donde la razón, el intelecto y el juicio son asignaturas ineludibles, las cuales se aprueban a base de errores y discusiones pero sobre todo con camaradería, lealtad, cariño y con risas –poderosa herramienta ésta donde las haya--.

No recuerdo haber visto el último grupo de niñ@s jugando al fútbol en una plazoleta con dos piedras como portería y una marabunta de colores corriendo de un lado a otro, siendo imposibles de identificar los equipos para el espectador que merodea “el estadio” pero claramente reconocibles por ellos.

La libertad que ofrece jugar sin condiciones establecidas y parametrizadas ostenta el mayor grado de aprendizaje para los más pequeños. No hay mejor camino para aprender algo que descubrir cómo no se hace.

Privarlos de este paraninfo cubierto de un techo de cielo azul y nubes, y con el suelo de adoquines o tierra, dejará en evidencia nuestro poco apego por un ritual que todos hemos pasado con éxito, pues sabemos que es la mejor de las escuelas pero que se nos ha olvidado mostrar a nuestra descendencia. 

Entre las clases de refuerzo, las de inglés y la maliciosa carga de deberes lo tienen crudo, lo sé, pero deberíamos encontrar maneras, huecos o resquicios en nuestros quehaceres para darles la oportunidad de recibir esta clase magistral que es la CALLE.

Sé que esto no lo va a leer nadie del ministerio de educación de este país --tendrán cosas mejores que hacer, quiero pensar-- pero ¿qué tal menos deberes y más tiempo para jugar?

Y recuerden...disfruten del partido.



lunes, 14 de marzo de 2016

Lo que mi padre me contó sin decir nada







Lo que mi padre me contó sin decir nada



¿Se ha preguntado, alguna vez, por qué su hijo quiere ir a una escuela de fútbol?


¿Se ha parado a pensar por qué quiere usted que vaya?

¿Cuál es el objetivo de su hijo? Y sobre todo ¿cuál es el suyo?

Si alguna vez ha pensado, o está pensando, en llevar a su hijo a una escuela de fútbol para que aprenda a jugar a este deporte, o lo que es peor, para ver sí es capaz de ser futbolista profesional, deje que le diga que está cometiendo un error.

Lo lleva porque vive en una parte del mundo donde el fútbol es, no solo el deporte rey, sino que coexiste en una sociedad en donde el futbolista y su entorno conviven en una atmósfera idólatra que mueve la sensación de triunfo como si de un galeón lleno de oro se tratara y que por ende, lo desea más el padre que el propio hijo, por aquello de la consciencia que posee el progenitor de la situación del mundo que le rodea.

Si; su hijo le dijo un día que quería que lo inscribiera en la escuela de fútbol de su ciudad o pueblo, pero nunca le dijo que le gritara a él, al entrenador o al contrario. Ni tampoco le comentó que no le dejara probar otras disciplinas deportivas, y menos aún que no le dejara jugar en la calle. ¿Ha probado a ver si le gusta el teatro, la música, la pintura,…?

Su hijo solo es un niño que sueña con ser futbolista…o astronauta, actor, médico y que aún no lo ha descubierto, pero sí solo hace fútbol, si no se le dota de otras especialidades deportivas o educativas, sí se le otorga solamente una opción, las posibilidades de triunfar serán escasas porque al fútbol se juega con la cabeza y no con los pies. Con esa cabeza llena de juegos, habilidades; habiendo solucionado problemas con sus propios amigos y no con los gritos de su “entrenador” --detesto la palabra entrenador para un niño-- y que solo puede descubrir por sí mismo como lo hemos hecho todos.

Ya no disfrutan en la calle con juegos populares de antaño, no desarrollan la capacidad de imaginar lo que podría pasar, pues están sometidos a unas directrices estáticas y esclavas de las corrientes educativas de la superproducción de nuestro mundo; ahora no quieren ser futbolistas, quieren ser estrellas del balompié, que es muy diferente, y todo ello con la “estimable ayuda” de los padre --no todos, claro está-- que se enfadan, han leído bien, se enfadan si fallan un gol o pierden la pelota como si fuera lo más importante de la vida.

JUGAR, esa es la palabra clave. Dejen que jueguen, se diviertan, aprendan sin reproches y descubran por si mismos si el fútbol lo han elegido ellos o se lo han impuesto y desean dejarlo para catar otras modalidades.

No soy dado a contar experiencias propias por estos lares pero haré una excepción por esta vez.

Un día, después de un entrenamiento, llegué a casa y le comenté a mi padre: -Papá, mañana debuto con el Sevilla F.C., a lo que mi padre contestó -¿Y no estas ya en el Sevilla? –Si papá, pero en el grande –Muy bien hijo, pues diviértete y ¿puedo ir a verte? fue la réplica de mi padre.

Me divertí muchísimo no le quepa duda, y a la salida del estadio Ramón Sánchez Pizjuán me dijo: 
-Enhorabuena has jugado muy bien, lástima el empate. ¿Te vas en tu coche o te vienes conmigo?


Mi padre nunca quiso a un futbolista profesional, solo quiso a un hijo.


        Hércules C.F. Estadio Rico Pérez. Temporada 05/06. Manuel Asián Durán e hijo.

lunes, 15 de febrero de 2016

Todo tiempo anterior, no siempre, fue mejor






Todo tiempo anterior, no siempre, fue mejor



“Todo tiempo anterior fue mejor” es una frase muy utilizada para, sobre todo, mitigar nuestra decepción con el presente y tener la oportunidad de echar la vista atrás y recordar cuando fuimos más felices.

En realidad no éramos mucho más felices sino que, por un momento, nos lo pareció ya que el instante que vivimos no es el más deseado.

Algo parecido pasa con el fútbol cuando hablamos con alguien, normalmente mayor que nosotros, y nos recuerda en seguida que antes se jugaba mejor que ahora, o que no se cual jugador era mejor que el actual.

La evolución que sufre el fútbol va de la mano de la propia del ser humano.

Hoy en día, los futbolistas, son más rápidos, más potentes, más técnicos,… y eso hace del fútbol un deporte más espectacular; simplemente mejor y que quedará obsoleto en algunos años con la llegada de jugadores con mejores características físicas que superen a los actuales.

En todos los deportes ocurre lo mismo; se baten récords de tiempo en las diferentes modalidades de atletismo, se salta más alto con pértiga, en salto de altura, se levanta más peso en halterofilia…

En el fútbol los jugadores son cada vez más rápidos y potentes pero sobre todo, y a mi modo de ver, con más cualidades técnicas.

Por ejemplo, el control ha ido evolucionando desde el dominio de la pelota, desde un pase en largo, con el interior del pie suspendido en el aire, hasta la parada a “botepronto” en el propio piso, teniéndola en disposición para jugar de forma inmediata y ahorrándote un toque. El pase en largo que veíamos hace unos años con la pelota haciendo una parábola interminable a una altura exagerada ha progresado hasta llegar al traslado con un golpeo de empeine total que lleva el balón más rápido y con una trayectoria más paralela al césped; o la definición con el interior a la base de un palo que en otros tiempos, solucionaban los delanteros con un fuerte disparo a lo que saliera.

Es innegable que esta evolución consigue crear más expectación al espectador, contribuyendo a la fiesta del fútbol con una nueva visión del propio juego.

A veces vemos a jugadores realizar maniobras técnicas, que a algunos les parecen irrespetuosas, y no es más que la ejecución de algo, que en principio, ha sido entrenado y desarrollado para, no solo agradecimiento del público sino para la mejora de un recurso que puede ayudar a ganar un partido o saldar con éxito un momento del juego.

A todo ello hay que sumar, y en gran medida, la transformación que ha sufrido este deporte en cuestiones relacionadas con la preparación física que no han hecho más que ayudar, no solo a la propia resistencia del futbolistas en las diferentes acciones del partido sino que permite que esa solvencia física haga funcionar mejor al cerebro pudiendo así encontrar nuevas formas de acometer situaciones en el juego con mayor resolución gracias a la invención de nuevos procesos técnicos.

Alguno de vosotros recordareis las subidas y bajadas, de las escaleras del estadio, cargando a un compañero a las espaldas, o las sesiones de carrera continua interminables cualquier miércoles de temporada. Esto hoy en día no ocurre –al menos en el fútbol profesional—y aunque su erradicación ha sido por el bien del rendimiento, tengo que admitir que tiene un componente romántico hoy en día.  
La cuestión física permite a la cabeza la creación de nuevos métodos técnicos y más ingeniosos; ya saben: mens sana in corpore sano.


Y recuerden…disfruten del partido.



viernes, 29 de enero de 2016

El hooligan que se convirtió










El hooligan que se convirtió

Hemos pasado por varias eras: El cretácico, el jurásico, el cámbrico,…todas ellas con sus vicisitudes e hitos que marcaron la historia de la tierra. Pues bien, ha llegado la era de la información.

En ésta, nos topamos de frente con la parte que le corresponde al fútbol --ni que hablar de la que atañe a la política-- que tiene estafado al receptor de dicha comunicación.

Hago un repaso a los multitudinarios programas de radio, televisión y medios rotativos de la actualidad futbolística y no paro de encontrar tertulianos de dudosa credibilidad dando supuesta cátedra de asuntos de los que no tienen la menor idea; pues el objetivo primordial no es otro que la búsqueda de la polémica, a ser posible gritando y con ausencia total de diálogo. 

¿Qué impresión se llevará un chico de 14 años, enamorado del fútbol, cuando por la televisión ve cómo lo más importante del espacio de deportes es la noticia de su jugador favorito conduciendo su nuevo Ferrari y los presentadores bromeando sobre el color de la chapa? 

¿O cuando parlotean sobre las idas y venidas de jugadores, sin el más mínimo rigor periodístico? O aún peor, cuando aparecen imágenes de aficionados insultando a jugadores --personas, no lo olviden-- a las que no conocen de nada y con las que se tomarían una cerveza encantados, y a los que parece que quisieran borrar del mapa.

Forma parte, también, de las funciones de los medios de comunicación educar a los futuros aficionados con testimonios que vayan en pos de la dignidad, el respeto y la concordia.

Esto no es más que un juego al fin y al cabo, y entiendo la pasión que despierta el balompié; pero esa pasión debe estar más cerca del amor que del odio. Ya saben: el odio lleva al miedo y el miedo al lado oscuro como diría Yoda.

El mundo periodístico, en relación al fútbol, ha adquirido unos caracteres que sobrepasan lo moral y lo ético de esta profesión; que corrompen y confunden al aficionado dejándolo a expensas de la opinión de alguien que solo desea vender periódicos, horas de radio o de televisión. Que no transmiten, ni de lejos, la verdadera naturaleza de este deporte olvidándose del sacrificio que deben hacer los futbolistas y entrenadores de élite para lidiar con la competición, los fans, la sociedad, la presión, etc…

No estaría de más que el “chiringuito” fútbol-periodístico hiciera autocrítica de sus métodos y empezara a rodearse de intervinientes de certera dicción, y a transmitir un flujo de conocimiento que ayude al hooligan a dejar de serlo, al aficionado a entender realmente de fútbol y al niño a ver este deporte con simpatía y no con aversión.

No quiero dejar escapar la ocasión para comentar que no todos son iguales y que tenemos a grandes profesionales que caminan por el sendero de la ética, aplicando las bases del periodismo, tales como el análisis exhaustivo de la información y la veracidad de los artículos, aunque estén casi todos en la tele de pago.

No se dejen engañar y traten de pensar qué desearían: ¿La verdad o la mentira? ¿El conocimiento o la ignorancia?... ¿La fuerza o  el reverso tenebroso?



Y recuerden…disfruten del partido.